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Conexiones dinámicas: la mejor experiencia para las aplicaciones más exigentes

Por Guido Cambiasso, director Regional de Tecnología y Procesos de Data Center y Cloud & Seguridad, deLumen LATAM

Latencia tendiente a cero y ancho de banda tendiente al infinito. Esa es la combinación a la que aspiran las aplicaciones modernas, en especial aquellas que se basan en tecnologías innovadoras, disruptivas y, por qué no decirlo, excitantes, como internet táctil, realidad virtual y realidad aumentada o analítica de video en tiempo real, por citar apenas algunas. ¿Qué ocurre cuando estas dos condiciones quedan lejos de ser satisfechas? La experiencia del usuario resulta frustrante. Pensemos por ejemplo en un partido de fútbol de real time gaming; cualquier retraso en la comunicación genera errores que se acumulan y se traducen en una mala calidad del juego.

Pensando específicamente en el mundo corporativo, este desafío se incrementa por el hecho de que las empresas necesitan conectar aplicaciones cada vez más demandantes y, al mismo tiempo, más distribuidas. Los requisitos de rendimiento cambian de manera continua y los esfuerzos para optimizar servicios de nube, las propias aplicaciones y los servicios de gestión chocan contra el principal obstáculo: una infraestructura de red estática, poco flexible y que requiere de mucho tiempo cada vez que es necesario realizar modificaciones.

Para hacer frente a estas nuevas necesidades surge el concepto de conexiones dinámicas, una red de centros de datos y sitios que incluye tanto implementaciones dentro de las instalaciones físicas de la empresa (en especial para sistemas críticos que requieren latencia casi nula), el poder del edge computing para llevar el procesamiento muy cerca (cinco milisegundos o menos de latencia) de donde se originan los datos, las interacciones de los usuarios y de las cosas, y los proveedores de nube pública y los data centers centrales para los casos en los que una latencia entre 10 y 200 milisegundos no es un problema. Las conexiones, como el nombre lo indica, se agregan o eliminan de acuerdo a lo que esté sucediendo casi en tiempo real, alineando el vértigo del negocio con las necesidades de conectividad.

El principal beneficio de este paradigma es que permite crear conexiones en minutos cuando antes hacían falta meses para lograr el mismo objetivo. Las cargas de trabajo pueden trasladarse allí donde corresponda sin tener que esperar instalaciones ni otras demoras.

Otro punto clave es que el usuario puede hacer las solicitudes de modificaciones en formato autoservicio, eliminando dependencias del proveedor. La suma de redes involucradas habilita una escalabilidad prácticamente sin límites y el desempeño particular de cada una de las aplicaciones nunca decae, ya que hasta es posible tener una amplia visibilidad del comportamiento de la red, predecir cambios o hacer modificaciones onthefly cuando ocurre lo inesperado.

Por otra parte, se incrementa el retorno de la inversión, se paga exactamente lo que se necesita, eliminando por completo el viejo modelo de contratación de ancho de banda adicional -muchas veces innecesario- por las dudas de que existiera algún pico de demanda que no se pudiese satisfacer con una configuración menor.

En definitiva, las conexiones dinámicas permiten tomar decisiones comerciales inteligentes y rápidas, aún ante las aplicaciones más exigentes.