Gracias a la alta demanda de video, streaming, aplicaciones en la nube y almacenamiento de datos, el mercado de datacenter se mantendría bastante activo en los próximos años. Varios proyectos ya contratados están en desarrollo y entrarían en servicio en los próximos meses.

Estas infraestructuras críticas, que son claves para el desarrollo de la economía digital y la sociedad, tienen un presente y futuro prometedores, ya que se espera que este mercado crezca un 18% anual a nivel mundial hasta superar los 270.000 millones de dólares hasta 2024, según datos de Infiniti Research.
Sin embargo, durante 2023 la actividad de los data centers empresariales estará sujeta a un contexto desafiante ya que, por un lado, la economía global se desacelera y hay costos más elevados por la inflación. Esto lleva a que puedan generarse dificultades en la entrega de componentes, limitaciones con la energía e inconvenientes con el suministro. Así las cosas, se espera que este combo lleve a mayores plazos de desarrollo y probablemente a tasas de arrendamiento más altas; y también a limitaciones en la posibilidad de generar nueva capacidad. Todo ello en un marco en el que los centros de datos enfrentarán una presión creciente para reducir el consumo de energía y disminuir su impacto sobre el uso del agua.
En un año en el que se espera un mayor enfoque en la sostenibilidad, los responsables de los data centers empresariales deberán poner el foco en innovar para lograr una mayor eficiencia energética. De hecho se espera que los centros de datos experimenten una mayor regulación y supervisión de terceros en 2023.
Hay que secundarse con partners adecuados: consultoras que conozcan, etc. pero que aportan valor real. Y atacar problemas concretos uno a uno, no que todo sea abstracto. Pero a la vez ver el conjunto, porque la suma de las partes en datacenter no siempre lleva a un global superador, como ocurre en la aviación: no sumando tornillos, asientos, ventanas, motores, se logra un avión. El avión es un todo desde el comienzo.

La situación actual de este sector en Latinoamérica no es ajena a todo esto. De igual manera, está también marcada por un crecimiento acelerado y la búsqueda de ser competitivos en un mercado con alta demanda. Hay una competencia de alto valor en toda la cadena, con cada vez más jugadores con mayor nivel y experiencia.
Tal como mencionamos al principio, la alta demanda provocada en gran parte también por lo vivido en la pandemia, llevaron a que la velocidad de crecimiento del sector haya sido más rápida de lo esperado. Este avance también se está topando con diversos desafíos que están afectando a la implementación de los data centers en los países de la región, no tanto en términos tecnológicos, sino en cuanto la energía disponible y la capacidad prevista para el futuro y unas regulaciones más estrictas, al tiempo que se atiende a la huella de carbón, el cambio climático y la eficiencia y resiliencia.