En un mundo en constante aprendizaje, desde nuestras primeras experiencias hasta el reconocimiento de nuestra naturaleza social, hemos evolucionado como seres humanos. Ahora, con el advenimiento de internet y las redes sociales, nuestra capacidad de expresión y difusión de ideas ha alcanzado nuevas dimensiones. Sin embargo, hoy somos testigos del surgimiento de un fenómeno aún más impactante: la masificación de la Inteligencia Artificial (IA).

La IA, una herramienta que ha evolucionado de manera extraordinaria, nos brinda la posibilidad de procesar y analizar grandes volúmenes de información con el objetivo de mejorar la toma de decisiones. Al igual que la invención de la máquina de vapor o la aplicación de la energía eléctrica, la IA marcará un antes y un después en nuestra sociedad, influyendo en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana.
Pero, ¿qué implicaciones tiene la llegada de la Inteligencia Artificial a nuestras vidas? Su impacto será equiparable a la adopción de los vehículos motorizados, dejando atrás la tracción animal. Si bien la IA tiene el potencial de mejorar la capacidad laboral y la calidad de vida de muchas personas, su efectividad dependerá del conocimiento que tengamos de ella como herramienta y de nuestra comprensión de las necesidades de las organizaciones donde se utilice.
Según Jorge Linares, Chief Revenue Officer de Nubiral, una empresa de tecnología e innovación que busca ser el catalizador de la transformación digital empresarial, ‘Cuando en el pasado se automatizaron procesos gracias a las herramientas informáticas, muchas personas tuvieron la oportunidad de ocupar posiciones de mayor relevancia, las empresas alcanzaron una mayor eficiencia en sus operaciones y, como resultado, los productos y servicios llegaron a lugares donde antes no era posible’.
El mayor desafío que enfrentamos ante la inminente llegada de la Inteligencia Artificial y sus aplicaciones radica en comprender su potencial como herramienta, pero también en reconocer la necesidad imperante de fortalecer las habilidades y la formación de las personas. No se trata de juzgar a la tecnología como buena o mala, o de decidir si es apropiado mantener conversaciones con ChatGPT, sino de cómo podemos aprovechar estas capacidades para mejorar nuestra toma de decisiones y, así, contribuir a mejorar nuestra calidad de vida y la de quienes nos rodean.
Si la Inteligencia Artificial se compara con un vehículo, surge la pregunta: ¿quién lo conduce y determina el rumbo? Aunque un vehículo puede hacer que la movilidad sea más eficiente, eso no significa que dejemos de caminar.
‘En Nubiral, somos facilitadores tecnológicos con el conocimiento, la experiencia y la visión necesarios para ayudar a las organizaciones a identificar sus necesidades tecnológicas a partir de la comprensión de sus necesidades empresariales’, concluyó el directivo.