
A medida que el mundo se sigue digitalizando cada vez más como consecuencia de los nuevos hábitos de trabajo y ocio desde casa, la demanda de los servicios que requieren de centros de datos sigue aumentando rápidamente. Pero los grandes avances en la eficiencia energética, incluidos los esfuerzos por hacer de los hyperscalers infraestructuras más eficientes, han ayudado a limitar el crecimiento de la demanda de electricidad de los centros de datos a nivel mundial. Sin embargo, a nivel local, estos centros de datos de gran escala representan enormes cargas de demanda de electricidad, lo que implica más presión a las redes eléctricas y aumenta el desafío de las transiciones energéticas, especialmente en Latinoamérica.
Los servidores y los sistemas de enfriamiento representan la mayor parte del uso directo de electricidad en los centros de datos, seguidos por las unidades de almacenamiento y los dispositivos de red. Algunos de los centros de datos más grandes del mundo pueden contener decenas de miles de dispositivos TI y requieren más de 100 megavatios (MW) de capacidad de energía.
Actualmente, según varias estimaciones, se calcula que los Data Centers consumen aproximadamente entre el 1 y el 3 por ciento del uso global de electricidad. Con un consumo estimado en más de 200 TWh, los Data Centers mundiales consumen más energía que todo el consumo de Polonia. En definitiva, los data center se nutren de energía eléctrica y esto es lo que les hace especialmente vulnerables en el momento actual.
La alta dependencia de la electricidad de estas instalaciones las hace especialmente vulnerables a la volatilidad de los precios actuales y a la distribución de la energía en escenarios de escasez. Con las tarifas de la luz en máximos históricos y amenazas de interrupciones en el suministro de gas, es imperioso contemplar otras estrategias.
Se debe trabajar con los gobiernos de todos los niveles para desarrollar áreas específicas tanto en infraestructura como en servicios, que pueden ser un gran polo de desarrollo integral para los países.
Por otro lado, América Latina es una de las regiones más “verdes” del planeta en cuanto a generación de energía. Así lo reflejan los datos de la Organización Latinoamericana de la Energía (OLADE), dado que casi la mitad de la generación eléctrica (45,2%) se corresponde con la hidroeléctrica y seguido después por la solar (1,5%) y la eólica (6%) en menor medida. Aun con todo ello, es necesario triplicar la implantación anual de energías renovables en la región (alrededor de 1,4GW por año) en comparación con la implantación planificada para aumentar la proporción de capacidad de energías renovables del 67% en 2018 a casi el 75% para 2030 y más del 90% para 2050, tal y como apunta otro reporte de IRENA. Además, la diversificación de la matriz energética a través de energías renovables competitivas y una mayor integración regional contribuiría a reducir la volatilidad de los costos de la energía, ya que estos se ven menos afectados por las fluctuaciones en el precio de los combustibles fósiles.

Las energías renovables tienen actualmente una gran importancia en América Latina, no sólo como respuesta a la demanda de capacidad futura, sino también como iniciativa del sector del Data Center en ser más verde.
En este sentido, La sustentabilidad ambiental es el mayor desafío relacionado con la energía de los Data Centers, casi tan importante como la seguridad y fiabilidad. La sustentabilidad ambiental ha dejado de ser una opción y se ha convertido en una exigencia de la industria y del sector de Data Centers, y es precisamente en la operatividad donde hay aspectos que cuidar. Se ha demostrado que se pueden reducir 40% los costos llevando procesos adecuados, además del fin primario que seguirá siendo cuidar del planeta.