La Agencia Internacional de la Energía (AIE) revela que el consumo eléctrico de los centros de datos aumentará un 60% entre 2015 y 2021. El mismo porcentaje de aumento se verificó para las redes de transmisión de datos.
En 2021, los CPD (Centros de Procesamiento de Datos) consumieron entre el 0,9% y el 1,3% de toda la electricidad producida en el mundo (excluyendo la minería de criptomonedas), según el informe de la agencia publicado en septiembre del año pasado.
Si bien se considera moderado, este indicador tendría que reducirse a la mitad para fines de la década a fin de colocar al sector en el camino de «cero neto» previsto por la economía mundial.
En respuesta, la preocupación de los actores tecnológicos ha sido invertir en soluciones y procesos que reduzcan la Eficacia del Uso de la Energía (PUE): una métrica que define el rendimiento energético del data center, evaluando factores como el uso real y los residuos. La PUE se representa mediante una escala entre 1 y 3, en la que el número más bajo representa un centro de datos más eficiente energéticamente, mientras que el sentido opuesto – más cercano a 3 – significa una infraestructura que necesita mejoras en este sentido.
Para hacer tangible la economía de energía proporcionada por la reducción del PUE, basta imaginar que el índice medio en los centros de datos brasileños es de 2,40 – cerca de 15,4TWh de consumo eléctrico anual. Si se alinease con la media mundial (1,70), la electricidad ahorrada sería suficiente para abastecer a 2,4 millones de familias en el país.
En green4T, por ejemplo, se ofrecen servicios centrados en la optimización del centro de datos mediante la implantación de un itinerario de eficiencia energética. En otras palabras, el método actúa en los ámbitos físico y lógico del centro de datos, basándose en un plan de acción multidisciplinar (MAP), que puede reducir el consumo de energía hasta un 60%.
Las medidas incluyen una minuciosa evaluación previa de la madurez de la infraestructura de TI de la empresa; la optimización de los sistemas de alimentación y climatización; el cerramiento de los pasillos de aire; y la prolongación de la vida útil de componentes y equipos.
Aunque el acceso a las energías renovables no está al alcance de la mayoría de los centros de datos en funcionamiento – tanto por la complejidad de los proyectos como por la necesidad de fuertes inversiones –, está claro que existe una amplia gama de medidas medioambientales positivas, de bajo coste y gran impacto, que los responsables de operaciones y tecnología de las empresas pueden adoptar de inmediato.
Un posible diseño de futuro, en el que las empresas y la naturaleza estén más conectadas, integradas y, principalmente, coexistan de forma más armoniosa dando lugar a ganancias financieras para las empresas y ambientales para el planeta.