
México es un mercado emergente de suma importancia, ya que ofrece un entorno político-económico sólido, y una fuerza laboral calificada a precios accesibles. Estas características, junto con el acceso preferencial a los mercados globales, lo hacen un destino fascinante para las empresas interesadas en propagar sus operaciones a nivel internacional.
En un contexto caracterizado por una alta inflación, poca inversión y un débil consumo interno junto con una alta ocupación laboral, una moneda estable frente al dólar y el incremento de la demanda de manufactura mexicana desde el exterior, la industria de tecnologías de la información mexicana mostró un crecimiento en su facturación no visto antes en un primer trimestre según los registros de la consultoría Select. Los negocios de tecnología en México facturaron 313,690 millones de pesos (alrededor de 15,684.5 millones de dólares) en el primer cuarto del 2022.
Por otro lado, el país posee un entorno con riesgos latentes externos para el presente año, y una serie de desafíos internos como el aspecto económico y los factores políticos. México se recuperó relativamente rápido después de la pandemia en materia de cuentas fiscales, mientras que otros países de la región tuvieron gran presión social para implementar programas relacionados con controles de inflación. Además, si se compara a México con otros países de Latinoamérica, este no posee un problema serio de inestabilidad política.
Para el exterior, siguiendo estos datos México brilla, sin embargo encontramos la otra cara de la moneda. Muchas veces es dificultoso para las empresas de TI explotar todo su potencial debido a las excesivas regulaciones y políticas gubernamentales en la materia. Por ejemplo, para el segmento de las industrias de centro de datos, los altos impuestos y aranceles pueden encarecer la construcción y operación de estos centros, mientras que las leyes de privacidad de datos y otras regulaciones pueden afectar la forma en que se utilizan los mismos.