Por Marcelo Di Gennaro, Gerente General de Calipso

La expresión ‘vivir en las nubes’ siempre se adjudica a alguien que está desconectado de la realidad, mientras que la expresión americana ‘I am on cloud nine’ (Me encuentro en la nube nueve) por otro lado, es una frase que se utiliza para describir un estado de perfecta alegría, éxtasis.
Cuando hablamos de tecnología, hoy día, la mayoría de las interacciones que llevamos adelante las hacemos con información que se encuentra almacenada en la nube.
Podríamos decir que el buen uso y almacenamiento de la información en la nube es lo contrario a vivir en las nubes, dado que es lo que permite un estado de conexión permanente con la información tanto personal como de negocios. Habilita acciones que permiten, por ejemplo, compartirla con otras personas, trabajar en equipo de forma remota pero conectada, etc.
Así también, utilizar los servicios de nube nos garantiza la permanencia de la información que gestionamos y nos pone a salvo de cualquier eventualidad no forzada que la pueda dañar, esto es: ¡lo más parecido a estar en la nube nueve!.
Entrando ya en el terreno de los negocios, en lo personal no encuentro razones para permanecer en entornos propios (on premise) desde cualquier punto de vista, modelo que viene perdiendo vigencia desde hace más de 15 años.
Desde el punto de vista de la seguridad, cualquier servicio nube hoy garantiza una inversión en seguridad mayor a cualquier infraestructura en cliente, inclusive la que pueda hoy existir en el circuito bancario. Atentos a las nuevas tecnologías y siguiendo muy de cerca la evolución de los ciberataques, que por cierto aumentaron en un 60% respecto del 2021, los proveedores de servicios de nube se actualizan de forma constante.
Mirando desde el ahorro, mantener una infraestructura propia versus adquirir un servicio de nube, esta última nos permite bajar costos en hardware, en todo tipo de licencias (motor de base de datos, firewalls, etc.) así como en mantenimiento y atención, entre otros. También garantiza la accesibilidad desde cualquier lugar del planeta.
Si lo vemos desde el negocio, permite enfocarse en el negocio propio y dejar este servicio a manos expertas y, por otro lado, garantiza escalabilidad en la medida que la actividad en constante crecimiento requiere mayor soporte informático.
Específicamente hablando de aplicaciones, como por ejemplo los ERP, adquirir el servicio en nube habilita al cliente a tener un software actualizado con las últimas tendencias del mercado, en un ciclo virtuoso de mejora continua. Recibiendo de su proveedor adaptaciones que incluyen innovación y experiencia del usuario basada en el feedback continuo de todos los usuarios que van modelando el uso de la herramienta.
Elegir el uso de la nube es la decisión correcta para crecer y mantenerse vigente en un mercado cada vez más competitivo, en un mundo post pandemia que ha acelerado el negocio B2B de forma exponencial y que exige a clientes y proveedores un nivel de conexión, accesibilidad y disponibilidad 24×7 y global.
Cierro la nota con las clásicas expresiones con las que la comencé, para vivir bien en las nubes es necesario invertir en servicios de nube y garantizar un estado permanente en la nube nueve.